La vivienda se sitúa en un barrio residencial de viviendas unifamiliares aisladas a las afueras de Madrid. El tamaño del solar es de 500m2 por lo que existia cierta proximidad de los vecinos. El proyecto resuelve la dicotomia entre privacidad y conexion con el jardin y el espacio exterior. El diseño recurre a la metafora de la geoda. Una roca por fuera rugosa y bruta por dentro es refinada y cristalina. La vivienda se protege de los vecinos al norte y de la calle al este. El caparazón rocoso de hormigón armado que envuelve el interior, se rompe hacia el sur y hacia el oeste, donde hay un parque público y no hay edificaciones proximas. Un patio acristalado y semiabierto de 3 alturas en el centro de la vivienda permite la separación de los espacios interiores sin renunciar a la continuidad visual y la entrada de luz controlada a todas las estancias a través de las 3 plantas. Superficie construida: 390 m2